viernes, 12 de diciembre de 2008

jueves, 3 de abril de 2008

jueves, 21 de febrero de 2008

ELLA


Esta es la historia de una mujer... una mujer sin nombre.
Siempre había soñado vivir en una playa sin más compañía que un faro, un faro que le diera la seguridad de no sentirse sola. Llego el día y armada de valor, partió con una maleta y su sola presencia a un paraje deseado. No soportaba la compañía de cualquier signo de vida a su lado, ni siquiera una planta, que no hacia ruido ni protestaba. El sacrificio de dedicar cinco segundos a algo, la volvía más austera. No tuvo suerte en muchos aspectos de la vida, no pudo concebir hijos por no ser egoísta, no quiso que la desgracia irrumpiera en sus vidas como el huracán emotivo que arraso la suya.
Un nuevo día empezaba para ella, su rutina proporcionaba una vida más llevadera, no pensar en el pasado, pensar en el presente y a corto plazo, como los bebés cuando les quitas un juguete, que lloran dos minutos y a por otra cosa. Se sacó las sabanas de encima, rastreo con sus pies el suelo buscando sus zapatillas, se estiró con un grito sordo y volvió a repasar por un instante su anterior vida, como cada mañana. No había desorden, pues necesitaba un orden exterior que paliara su madeja enredada de recuerdos por olvidar, se vistió con colores cálidos y fue en busca del amanecer, que era lo único que ella creía duradero, lo único que le infundía seguridad. Hundiendo su peso en la arena de la playa, Divisó su roca, aún estaba oscuro, extendió un pareo con estampados de nubes y esperó. No pasaron más de dos minutos, cuando escuchó un chapoteo que se acercaba a la orilla, por un instante pensó en marcharse pero no lo hizo, vio un niño nadar mar afuera incesantemente con el rostro impregnado de terror. No se acercó para no asustarlo, medía sobre un metro treinta y su piel no habría parecido tan negra si ya hubiera amanecido. Pensó en su madre, el inmigrante solo, su corta edad y en la diferencia, si hubiera sido hijo suyo, jamás lo dejaría marchar, tal vez, lo que encontrara fuera mejor... pero no sin mí.
Un hilo de luces azules y ruido reiterante la empujo a la realidad y no pudo hacer otra cosa que llevárselo a su casa, antes de que cayera en manos de los guarda costas. En su refugio, lo aseo, lo alimento, lo abrigo con sus mimos, lo agobio como cualquier madre empacha de ternura al más indefenso hasta que lo durmió.
A la mañana siguiente, no se sacó las sabanas de encima, , las arrastro hasta la hamaca del muchacho, aunque una sonrisa en su cara le dio una novedad matutina, no pensó en recuerdos y no hurgó en el suelo sus zapatillas, solo quería comprobar que no había sido un deseo anhelado. Desapareció sin dejar un olor, una palabra y un recuerdo...

martes, 12 de febrero de 2008

SEPARADO


Hola soy fortunato y aunque no lo parezca soy un separado:
Recuerdo la mañana en la que mi mujer partió. Había llovido tanto que la ropa que había en el tendedero tuve que tirarla, y eso que era mía, la muy lista lo tenia todo planeado. Me tubo ocupado todo el santo día, para que cuando durmiese cayera en la cama exhausto y así ella poder partir temprano con el único tesoro que tenia de familia “perros de competición” yo era conocido por mis perros, tenia todas las victorias de los concursos nacionales gracias a ellos y ella se los había llevado y ni siquiera recuerdo que le gustasen mis perros, no quería ni oír hablar de ellos. A los dos días recibí el correo y mi sorpresa fue encontrar una carta con el diploma de primer finalista del concurso del norte, así que me puse en camino pensando que aún estaría allí. Me levante del sofá impetuosamente y corrí hacia la habitación, abrí en armario y retire cuidadosamente la puerta pequeña donde tenia la caja fuerte, pero algo me impedía que la puerta encajara en la otra ranura para tener acceso al código de seguridad, después de un largo rato logre abrirla, marque mi numero secreto y cuando abrí allí estaban mis perros metidos en bolsas herméticas con la transparencia de la bolsa aún empañada. Hice un intento fallído para retirar las bolsas pero tuve que salir corriendo horrorizado y con la mano en la boca, cuando me recupere retire las bolsas para coger dinero y había desaparecido o mas bien se lo había llevado ella junto a todos los papeles y la copia de mi testamento mas algunas joyas, no todas, pues eso me extraño. Pensé que recapacitaría y volvería y así pasaron dos días hasta que el teléfono me despertó anunciándome su muerte. No pensé, solo corrí sin saber la dirección, ya montado en mi coche tuve que dirigirme hacia el tanatorio para reconocer el cadáver.
Cuando atravesé la puerta de aquel sótano sombrío donde estaba la “ morgue” sufrí un pequeño mareo debido al fuerte olor que desprendía aquella habitación, vi a un hombre mas bien bajito que no se porque me causo un respeto paralizador, extraño en mi porque soy bastante seguro lo cual hace que no tenga ese tipo de sensaciones, se dirigió hacia mi y cuando estuvo cerca me hizo un gesto invitándome a seguirle, sin mediar palabra y con apariencia parca lo seguí, todo me recordó a las películas de cine negro americanas pero no era película era mi cruda realidad.
Llegamos después de caminar como un minuto a una camilla con un cadáver tapado con una sabana verde, la levantó y cual fue mi sorpresa o desilusión al descubrir que bajo esa sabana la que yacía no era mi mujer.
Aún no se porque pero dije que si, pensé que así podría empezar de nuevo y salir de este mal trago, el hombre con carácter, como yo lo percibí, insistió en la verificación y haciendo el mejor papel de mi vida asentí de nuevo.
Una vez fuera de aquel lugar, cogí mi coche y dando una gran bocanada de aire me dirigí hacia mi casa.
Conforme me iba acercando a mi domicilio algo en mi estaba inquieto.
Saqué mi llavero con mis únicas tres llaves, la de mi casa, la de la portería y la de mi coche, no pude coger el ascensor porque otra vez estaba estropeado. Abrí la puerta de mi casa y mi hijo el pequeño se abalanzó sobre mí como siempre, colgué el abrigo donde siempre, no me duche, porque lo hacia como siempre en la fabrica, mi mujer me volvió a dar un beso y me dijo lo que había de cena como siempre...
No tengo caja fuerte, ni tengo perros ni fortunas familiares y hace mucho tiempo que no se muere nadie en mi familia... Lo único que tengo es agobio y mucha muchísima rutina...
Prueba de imaginarte una vida y después regresa a tu casa... Y piensa... Si soy yo, Fortunato.

lunes, 11 de febrero de 2008

ANALISIS












SIGMUND FREUD Y SU DIVAN...

martes, 22 de enero de 2008

CANAS

Si no contara lo trágico, ahora mismo no se notarían los estragos del dolor en mi rostro, son tiempos pasados... tiempos vividos... mi tiempo.
Nunca es agradable hablar de uno mismo y más si lo que has de decir, suena a grito arropado por una manta de miedos. Un manto de olores, flases y mil sensaciones que tan arduo trabajo a costado callar en algún recóndito lugar dentro de mi, está, lo sé, ¿pero para qué mirar? Si la primera sensación es tragar saliva amarga, no quiero saber donde parará.
La contradicción interior y la lucha han hecho que intente, parar, sentarme, hurgar... pero sin éxito. Solo con acercarme he notado el sabor, el frío, la ansiedad y no lo puedo controlar. De encontrar si así fuera, las penas saldrían fuera con tanta fuerza y precisión que harían un agujero en mí cuerpo del tamaño de un puño.¿Quién sabe, puede que logre localizar mi pequeño gran estigma?.
La culpa de esto la tiene el amor...”si se le puede llamar amor” Al cabo del tiempo se me ocurrió mas de un nombre para determinar mí montaña rusa.
Puede ser que fuera obsesión, dependencia, que sufriera lo que se le llama “síndrome de Estocolmo” y digo puede ser, porque aún dudo de muchas cosas, es como si me parase en seco después de venir corriendo porque hubiera un precipicio con mi pasado removiéndose con las olas ahí abajo, en un mar revuelto.
son muchas las noches sin dormir que he pasado y largo el camino que me queda, quizás no sea tan duro y tal vez ese sea el problema, que lo vivo todo demasiado, presumo de ser visceral y eso no siempre me lleva a buen puerto, esta bien porque mas vale vivir intensamente que pasar sin pena ni gloria, pero hay que evitar que las situaciones te desborden. Sonrío desde fuera siempre que me intentan ayudar, a esos míos, que creen saber cual es el camino directo al nirvana. Ni cinco minutos me hubiera gustado que estuvieran en mi piel... ni al perro de mi peor enemigo le desearía algo así. Pero yo tampoco lo pedí y me arrastro como el amanecer arrastra toda la madrugada y lo que lleva dentro, hasta tal punto que ya no era mi vida la que yo manejaba si no la que me quedaba... Que por cierto era muy poca...
Ahora tengo amor de nuevo en mí vida, amigos y familia recién llegada, vuelvo a ser feliz pero no puedo olvidar y ya es tarde porque no me queda sitio, dicen que el corazón se renueva y yo noto que la tirita que une mis dos partes está demasiado mojada... ya no une nada.
Por eso he decidido que es un buen momento para morir...

domingo, 13 de enero de 2008

LOS INSTINTOS

Todos estamos de acuerdo de que venimos del mono? Bueno..., menos el Papa, claro como tiene su propia moneda... Pero no es de Ratzinger de quien quiero hablar, quiero hablar de lo más primario que hay dentro de todos nosotros, de eso que sale aunque no queramos, que hace que hagamos las cosas sin pensar, que a veces nos salga bien y a veces nos salga mal... Nuestros instintos básicos.
Quien no se ha desesperado alguna vez, ha salido de su propio yo para acabar diciendo “ he sacado lo peor de mí” pues ahí esta, tu instinto.
Yo estoy en el sofá a media noche, cuando dan esas series que nadie ha visto y hacen que los pobres que tienen insomnio se la traguen... pues esas. Y de repente te entra un sueño casi incontrolable, decides irte a la cama siempre con el temor, de que se te pase y tengas que retomar el hilo de ese horror de serie. Te metes en la cama y sientes que te duermes y sonríes a nadie, pero eres tan feliz de conciliar el sueño y por si acaso alguien tiene que ver con tu insomnio, que te vea agradecido, que otra cosa no pero bien educado eres un rato.
Estas tan bien con tu sueño y sientes un zumbido que parece que un puto mosquito se quiere meter dentro de ti y das un par de manotazos al aire y piensas “ este no me jode ahora” y desaparece, pero como si de la reencarnación del mismísimo espíritu de la molestia se tratase, vuelve a intentarlo otra vez y tú a dar palos al aire. Y te ha quitado el sueño, la sonrisa y todo el encanto de ese momento. Y ahí es donde entra el tema personal.
Llegados a este momento y retomando el tema principal de esta obra literaria... Te levantas lo mas enfadado posible y como si de una guerra se tratara, le das un golpe muy pero que muy violento a la cama y a oscuras, porque aún no has encendido la luz y con el trabajo que cuesta ver recién levantado, intentas visualizar tu objetivo..., el mosquito. Entre el tiempo que has tardado en encender la luz por el miedo de que llame la atención de sus aliados e invadan tu casa, levantarte y bajar de esa nube de violencia, el capullo del mosquito, se ha ido a otra habitación. Pero tu no desistes y lo persigues, das con él en el salón y lo miras allí en la pared, como si no fuera con él la historia y coges una revista y la enrollas, es curioso pero siempre hay un periódico o una revista a mano para la ocasión, pero tu no, tu más retorcido, por algo has visto a la flecher más de una vez de madrugada y coges un trapo lo enroscas y piensas “ esto no se lo esperará” y le arreas un golpe que te deja un manchurron de sangre en la pared y dices ¡ Que cabrón! Toda es mía seguro.
Después de tan reñida disputa de dominios, duermes como un bendito...
Y requetetomando el tema principal, te das cuenta de que acaba de aflorar en ti, tu instinto más primario, el de la lucha, el territorio, el poder... Dios mío..!